China, civilización milenaria por excelencia; mundo de tradiciones, mitos y creencias que lograron transmitirse a lo largo de los tiempos para perpetuarse hasta nuestros días.
La historia de China en nuestras tierras, sin embargo, es de corto alcance. Argentina, país fuertemente asociado a la recepción migratoria en general, recién a partir de la década del 90 comenzó a recibir en forma masiva a integrantes de esta ancestral cultura.
Al igual que en otras ciudades del mundo, la colectividad china se asentó en Buenos Aires en torno a su barrio: Chinatown, espacio dentro del que consolidaron lazos de identidad entre su concepción de territorio y etnia. No obstante, éste barrio chino tiene características particulares. Si bien en él la presencia cultural del grupo se hace evidente, no necesariamente da cuenta de mecanismos de cohesión étnica a partir del barrio. Chinatown no es el barrio residencial de la colectividad china en Buenos Aires sino que es un barrio que, a partir del intercambio comercial, busca extender lazos hacia la sociedad exterior, los que trata de reforzar mediante la diferencia cultural que le es propia.
En definitiva, China en Argentina es ese supermercado que encontramos en cada esquina; es el restaurante al que incluso solicitamos delivery por más que no siempre sepamos en qué consiste el plato; es la cultura del comic y los dibujos animados de la que tan adeptos se han hecho ya muchos jóvenes; es la acupuntura que alivia nuestros dolores; es el misticismo que envuelve a su lengua, su escritura, religión y cultura en general. Es innegable entonces que China en Argentina es mucho más que Chinatown.
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